Desde que se recibe el primer sueldo o la primera mesada, no importa la edad, el ser humano se enfrenta al problema de administrar el dinero. Seguramente sabrá cómo gastarlo, pero no necesariamente cómo rendirlo y convertirlo en una verdadera herramienta de inversión. Así que tenga en cuenta las siguentes recomendaciones:
Nunca gaste más de lo que gane
Por obvio que parezca muchas personas gastan más de lo que ganan. Esto tiene mucho que ver con el “chip” de la impulsividad, con en esa reacción que el diccionario define como “sin reflexión, de forma inmediata, sin tener en cuenta las consecuencias”.
Respecto al dinero, esta impulsividad significa tomar decisiones que implican un gasto excesivo en forma inmediata, con un ingreso fijo y restringido, sin reflexionar y sin considerar las implicaciones que ese gasto puede tener sobre el presupuesto. Eso genera un déficit, es decir, una salida de ingresos mayor a la prevista. Esta actitud denota una pobre y desorganizada habilidad de planeación.
Para evitar este problema, organice un flujo de caja sencillo, es decir, organice los ingresos y los egresos, el dinero que recibe y el que gasta. Tenga esto bien claro y una vez lo logre, recorte los gastos que no sean necesarios y ajústelos responsablemente de acuerdo a su ingreso. A partir de ese momento sea estricto en el autocontrol de nuevas situaciones de impulsividad que lo puedan llevar a desajustar nuevamente su presupuesto.
Si tiene deudas, páguelas lo antes posible
Si tiene deudas atrasadas, muy probablemente tendrá problemas con la administración de su presupuesto. Si usted no cumple con sus pagos de manera oportuna verá expuesto negativamente uno de sus bienes intangibles más preciados con el que usted cuenta en el mundo de las finanzas: su credibilidad crediticia.
Para organizarse con sus deudas debe, primero, conocer realmente lo que adeuda.
No le deje todo a su memoria, tome recibos y regístrelos tan pronto como pueda en su flujo personal. Es posible que alguien recuerde todas las transacciones del mes y el valor aproximado de cada una de ellas, pero tal vez no retenga el valor exacto de cada una de ellas y recuerde, los detalles también cuentan.
En segundo lugar, organícese. Si usted no cuenta con una metodología para llevar su información financiera es muy probable que no cuente con los soportes para conciliar sus ingresos y egresos, es decir, puede no saber efectivamente qué ha pagado y que no. Esta falta de organización hará que usted no alimente el flujo con toda la información de manera regular y esto le creará vacíos de información.
En tercer lugar, pague a tiempo. Si se le pasan las fechas límites de pago para sus créditos hipotecarios, de vehículo, pensiones escolares, tarjetas de crédito, recibos de servicios públicos, etc., coloque alarmas en su celular o en su calendario del correo. Una vez pase el tiempo, seguramente ya su cuerpo y su mente se acostumbrarán y ellos mismos darán las alarmas.
Una vez usted tenga un buen control de su presupuesto, la mejor opción es pagar anticipadamente la deuda en la medida de sus posibilidades, pues podrá recibir beneficios por pronto pago y reducción de intereses, esto le aumentará su capital.
Ahorre una pequeña cantidad todos los meses
Antiguamente se trabajaba 30 o 40 años y se recibía la pensión a los 65 años dependiendo del régimen de pensiones para cada país. Hoy en día las cosas han cambiado, las expectativas de vida han aumentado y con ellas, las expectativas de calidad de vida. Para vivir más años sin cambiar el estilo de vida se requiere ahora mucho más dinero que antes.
Frecuentemente se escuchan frases como “no hay sueldo que alcance”. Para que esto no le suceda, suprima ciertos gustos innecesarios. Hoy en día es muy frecuente el “desahorro” ocasionado por el aumento del consumo y por el desinterés de las personas por guardar algo de sus ingresos. Trabaje para crear en usted y en su familia una cultura del ahorro en donde todos entiendan que es cuestión de hábito y disciplina.
Si no ha empezado, aun está a tiempo. Para iniciar, guarde un porcentaje de sus entradas, usted decide el monto. Abra una cuenta de ahorro o un encargo fiduciario, es decir, que una fiducia le cuide su dinero y le de una rentabilidad por el mismo, con un poco más de interés que la cuenta de ahorros. Considere la entidad financiera de su mayor confianza y mire la posibilidad que su empresa le transfiera el dinero directamente desde su cuenta de nómina a la nueva que ha creado, esto lo acostumbrará a no contar con esos recursos.
Cree una reserva de emergencia
Cree un fondo para emergencias, recursos para esos imprevistos que van desde perder el empleo hasta la muerte de un ser querido, una enfermedad que no está cubierta por el seguro médico, o hechos menores como el choque del carro.
Si usted es cabeza de hogar o tiene responsabilidades adquiridas no se puede dar el lujo de parar un día su trabajo, ya que su familia depende de usted. Si no quiere recurrir a préstamos con altos intereses, deberá pensar en crear este fondo. Como en este punto usted ya sabe cuáles son sus gastos mensuales, calcule cuánto necesita para vivir tres meses, para cubrir esos gastos básicos en los que incurre en su día a día.
Edúquese en inversiones financieras
Lograr una educación financiera desde corta edad debe ser una de sus metas para con sus hijos. Logre que ellos, desde niños, se relacionen en su vida cotidiana con el mundo de las finanzas. Por ejemplo, la mesada que usted le da debe ser una ventana para enseñarle lo básico en organización y administración de presupuestos sin tantos tecnicismos.
Y edúquese usted también, así podrá tomar decisiones y armar un portafolio óptimo sin tener que estar consultando a un especialista para todo lo que hace. A veces, por tiempo o por falta de recursos para pagarle a su asesor, usted puede correr el riesgo de perder su dinero con una decisión equivocada..
Fuente: Finanzas Personales