Buena parte de las actividades de gestión de un emprendedor se reducen al registro y organización de todo el papeleo contable de su pequeño negocio: facturas por allí, gastos por allá, impuestos que declarar…
A veces lo que más nos asusta de la contabilidad no es tanto su complejidad como su resultado final: ¿Y si no me cuadran las cuentas? ¿Y si he hecho algo mal?
Una buena organización de tu contabilidad es esencial. Para alcanzarla, te recomendamos los siguientes cinco pasos:
1. Hazte con un programa de facturación
La contabilidad de todo emprendedor debería empezar por lo más básico: la gestión y el control de los ingresos y los gastos. Un programa de facturación te puede hacer la vida más fácil. Esto no es publicidad; es sensatez.
Un programa de facturación no sólo te permitirá una mejor gestión y control de tus ingresos y gastos y de los impuestos que pagas, sino que te permitirá llevar a cabo proyecciones de negocio más precisas e informes sobre tu situación financiera.
2. Lleva un registro de tus ingresos
Probablemente tus clientes te pagarán por ingreso a cuenta o efectivo, dependiendo del tipo de negocio que tengas. Sea como fuere, es bueno que guardes una copia de la operación para llevar al día lo que entra en tu caja.
Es bueno que tus ingresos por ventas los lleves ordenados cronológicamente (por mes) o por orden alfabético de cliente.
3. Lleva un registro de tus gastos
Se trata de la otra cara de la moneda del apartado anterior. Como emprendedor no sólo es bueno que lleves un registro de tus gastos, sino que también los organices por categorías. Aquí va un ejemplo:
Gastos de márketing
Costes de ventas
Costes de oficina
Instalaciones y edificios (alquiler, costes de agua, luz, teléfono e internet, etc.)
Vehículos
Inmovilizado
Compra de existencias (materias primas y bienes acabados)
Honorarios legales y de contabilidad
Inversiones, patentes y otros derechos
Seguro y cuotas
Costes bancarios y de financiación
Rendimientos dinerarios (sueldos de los empleados, cuotas a la Seguridad Social, etc.).
Impuestos
Puede que sea una lista muy exhaustiva. No tienes por qué seguirla una a una. Se trata de hacer una lista de categorías adaptadas a tu negocio y, a poder ser, al Plan General de Contabilidad.
También es bueno que el registro esté organizado por meses.
4. Lleva un registro de tus impuestos
Cualquier actividad empresarial está sujeta a impuestos. Los emprendedores han de presentar diferentes modelos de declaración fiscal a Hacienda (IVA, Impuesto de Sociedades) dentro de un calendario prefijado.
Es bueno que tengas una carpeta donde vayas registrando los diferentes impuestos que luego has de declarar en los diferentes modelos para cuando llegue la fecha de presentarlos.
Una carpeta o archivador con la copia de tus declaraciones de impuestos (ordenados cronológicamente por trimestre y año) no estaría tampoco nada mal, así como un registro de los impuestos que has pagado y aquello que te ha devuelto.
5. Ahorrar tiempo también es ahorrar dinero (¡y energías!)
Dedícale unos minutos al mes para poner al día todo el papeleo contable. No seas dejado y no lo dejes para el final de cada cuatrimestre (ni que decir para final de año).
Esto significará un ahorro de tiempo, pues el papeleo que tendrás que poner en orden será menor. Y quien dice ahorrar tiempo dice ahorrar dinero.
Además, esto te permitirá tener una idea clara del estado de tu contabilidad, pagar tus recibos e impuestos a tiempo (y sin sanciones o intereses por retrasos), saber qué cliente te debe dinero… Y no menos importante: te ahorrarás algún que otro susto financiero.
Y aquí volvemos al punto uno: en efecto, un programa de facturación puede hacerte todo este trabajo mucho más fácil, por lo que el ahorro de tiempo, dinero y energías será mucho mayor y tu negocio rodará con mayor eficiencia.
Fuente: emprendedores.es