La pobreza en áreas rurales de Ecuador creció por primera en una década, de un alcance del 38% al 40%, un fenómeno ligado directamente a la caída de los precios de la materias primas y la imposibilidad del Gobierno de seguir subsidiando algunas de sus políticas de ayuda. «La crisis económica que está viviendo nuestro país ha hecho que la pobreza haya vuelto a crecer en el área rural, según las estadísticas oficiales, y que esté cercana de nuevo al 40%», dijo Ney Barrionuevo, lector en Ecuador del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Urbano (Rimisp). En una entrevista en Quito, durante un encuentro en el que esa organización presentó los resultados del último estudio sobre la pobreza en América Latina, Barrionuevo señaló que la de Ecuador llegó a caer hasta el 38%.
«Era una baja a un ritmo lento, lento pero sostenido, ahora los problemas de la crisis han hecho que esta pobreza vuelva a crecer», matizó. Atribuyó ese repunte de la pobreza a que se ha concluido un ciclo de altos precios en las materias primas durante casi una década que trajo consigo una reducción significativa de la pobreza rural en Ecuador y en América Latina.
El petróleo es la fuente de ingresos que tiene el Estado ecuatoriano para aplicar subsidios, aunque Barrionuevo señala que también se ha producido en materias primas alimentarias, y eso hace que el Gobierno gane menos y subsidiar menos. Ese efecto de cambio en los mercados también es aplicable a los ingresos directos de los agricultores porque materias primas como el cacao o la palma han descendido. «Ha habido un cambio en los mercados, el precio del cacao se desplomó a medida que Costa del Marfil y Ghana han vuelto a los mercados después de sus conflictos armados», según el investigador. Y advierte que el dato que ofrece es un promedio de la realidad nacional rural, que oculta -como todas las estadísticas- algunos casos «más lacerantes en la Sierra (andina)», donde la pobreza rural puede llegar «al 80 y 85%», sobre todo en cantones de campesinos indígenas. Son áreas donde también se registran altísimos niveles de desnutrición, a veces tres veces más alto que el promedio nacional ecuatoriano del 25%.
«Es a eso a lo que llamamos la brecha de desigualdad entre el campo y la ciudad», sentencia Barrionevo e insiste en que hay «una falta de comprensión integral del problema de la pobreza».
«El problema no se resuelva tan sólo con inversiones en las personas, como pueda ser el bono de desarrollo humano, o subsidios a la salud. La pobreza se resuelve con políticas de empleo, de dar trabajo productivo a la gente, con sostenibilidad», concluyó.
Fuente: El Comercio