Joaquín Arrieta y Patricio Durán tienen menos de 30 años y en el 2017 se convirtieron en accionistas de dos importantes empresas del país, gracias a sus inversiones en la Bolsa de Valores. Arrieta, de 21 años, es estudiante de 8º semestre de Administración en la Universidad San Francisco de Quito.
En octubre compró 100 acciones de Corporación Favorita, por USD 200. “Desde los 18 años quise invertir en la bolsa, pero no había tenido oportunidad. Me ha llamado la atención desde el quinto curso del colegio, siempre estaba atento al precio de las acciones de las empresas que cotizaban en la bolsa”, cuenta el universitario. Para este joven, el mercado de valores es una opción para hacer que sus recursos generen rendimientos. La oportunidad se presentó a raíz de una asignatura de su carrera, que consistía en realizar una transacción real en la Bolsa de Valores.
El estudiante acudió a Metrovalores, una de las 31 casas de valores autorizadas para asesorarse sobre los diferentes instrumentos de inversión, proyecciones de rentabilidad, entre otros aspectos. A la fecha de la transacción, las acciones de La Favorita estaban valoradas cada una en USD 1,87. Cuatro meses después, esto es al 18 de enero de este año, se cotizaron en USD 2,20, con lo cual el rendimiento ya alcanzaba un 18%. Otro beneficio es el pago de los dividendos, es decir, los ingresos que percibe anualmente el inversionista por sus acciones.
En 2017 los dividendos de la Favorita fueron de USD 0,09 por acción. Eduardo Argumedo, gerente comercial de la Bolsa de Valores de Quito (BVQ), aclara que no existen montos máximos ni mínimos para invertir en el mercado de valores ecuatoriano. “Todo depende de la disponibilidad y condiciones de las inversiones y la rentabilidad que busquen”. Una recomendación básica es diversificar las inversiones y la bolsa ofrece tres tipos de opciones.
En primer lugar están los papeles de la renta fija a corto plazo, que incluye papel comercial (deudas emitidas por las empresas que se cotizan en la bolsa, con plazos hasta un año), facturas comerciales negociables (opción de liquidez inmediata para proveedores, a cambio de un descuento en el valor del papel) y depósitos a plazos de instituciones financieras. Luego, está la renta fija a mediano plazo: obligaciones de empresas (deudas a partir de un año) o bonos del Estado. Y, tercero, la renta variable, que corresponde a acciones de empresas del sector financiero, comercial e industrial.
Solo en la BVQ, en el 2017 se registraron 7 915 transacciones de compra y venta por parte de personas naturales. Los certificados de depósito, los bonos de Estado y las acciones fueron los títulos más demandados por este segmento de inversionistas. Además, del total del monto transado en esa bolsa, un 4,7% fue de operaciones realizadas por personas.
En el lenguaje bursátil este indicador se llama “profundidad de mercado de personas naturales”. Ulises Alvear, gerente de Metrovalores, indica que hay distintos perfiles de inversionistas; están los que optan por el corto plazo, porque prefieren contar con liquidez, y los que invierten a largo plazo, con la compra de acciones, pues quieren recibir dividendos anuales.
En Metrovalores, el 80% de sus clientes corresponde a personas naturales. Los precios de las acciones en el Ecuador son atractivos. Fernando Simó, gerente de la casa de valores Picaval, añade que históricamente la rentabilidad promedio en renta variable (acciones) está entre el 8 y el 10% anual.
Patricio Durán, químico farmaceuta de 29 años, invirtió a principios del 2017 USD 4 000 para comprar 10 000 acciones del Banco Pichincha. Para entonces, las acciones estaban valoradas en USD 0,40. Pero a los dos meses ganaron USD 0,10. Su inversión le genera actualmente un rendimiento anual del 17%. “La ventaja es que las empresas que participan en la bolsa son rentables y sostenibles”, considera Durán, quien está esperando reunir un poco más de dinero para invertir en otra empresa. Añade que además de diversificar sus inversiones, sus ahorros han ganado mayor rentabilidad.
El gerente de Picaval considera que la cultura de inversión en el mercado de valores es cada vez mayor, producto de la educación. En esta casa, 68% de los clientes corresponde a personas naturales.
Fuente: El Comercio