Si antes de salir al mercado no sabes dónde se encuentra tu punto de equilibrio, el punto exacto a partir del cual obtendrás beneficios, estás empezando tu aventura emprendedora a ciegas. Te contamos cómo hacer el cálculo y qué estrategias debes seguir.
Los emprendedores fracasan al dejarse llevar por el fervor emprendedor. El fervor implica un cálculo erróneo de ingresos y gastos derivado de un espíritu optimista. Las estimaciones se suelen realizar con excesivo optimismo: los ingresos se suelen inflar y los gastos se tienden a infravalorar”. ¿Sabes cuántas unidades de tu producto tienes que vender o cuánto tienes que facturar a tus clientes para, como mínimo, cubrir tus costes? ¿Sabes si tienes margen para renegociar tus costes variables antes de arrancar con tu empresa? Si estás pensando en montar un negocio y todavía no te has planteado estas dos preguntas, vas por mal camino.
Adiós incertidumbre
“Para llegar a los números negros es fundamental la certeza de las cifras que se manejan, ya que esto permite reducir la incertidumbre, y lo más importante en la iniciativa emprendedora es reducir la incertidumbre. Los emprendedores prevén, por lo general, márgenes del 7% y luego se encuentran con que sólo tienen un margen de un 1%”. O lo que es lo mismo: el primer año prevén vender 100, y, cuando la realidad se impone, sólo les compran 20. Calcular el punto de equilibrio de tu negocio te ayuda a dimensionar correctamente tu empresa, fijar una política de precios sensata y asumir que tienes que hacer una previsión de ingresos realista. Cuenta de resultados. A la hora de abordar el plan financiero de tu negocio no puedes dejar de lado el cálculo del nivel de producción y ventas que tiene que alcanzar tu empresa para que cubras tanto sus costes fijos como variables y conocer así a partir de qué punto vas a obtener beneficios antes de poner los pies en el mundo empresarial. Para ello no sólo necesitas saber cuáles son tus costes fijos y variables, sino que, además, tienes que entender cómo afectan a tu política de precios y a tu rentabilidad.
¿Seguridad o rentabilidad?
A los emprendedores que empiezan les conviene flexibilizar los costes: es decir, tener más costes variables que fijos, a través, por ejemplo, de subcontratos, de alquileres, del outsourcing de determinadas áreas de gestión o de colaboradores externos. “En general, tener muchos costes fijos va asociado a más riesgo y menos capacidad de reacción ante cambios en el mercado”. Es de suponer, en un mundo competitivo, que el que tenga más costes fijos que variables, una vez superado el punto de equilibrio, tendrá un crecimiento más fuerte de los beneficios que el que tiene pocos costes fijos y más variables. Éste último alcanza antes el punto muerto, pero luego crece más lentamente su beneficio”, continúa. Recalcula periódicamente. Es aconsejable hacer el cálculo anualmente y debería ser obligatorio para tu negocio cada vez que cambie la situación del mercado: si entra un nuevo competidor, se altera la situación económica, entra en vigor alguna legislación que afecte a tu sector o si tienes previsto llevar a cabo una inversión en tu empresa. En el sector de la construcción, se calcula el punto de equilibrio semanal y mensualmente para sacar mayor rentabilidad a los proyectos que van firmando las compañías.
EL CÁLCULO, PASO A PASO
Te explicamos cómo tienes que calcular el punto de equilibrio de tu negocio en cuatro pasos, tanto si vendes un producto como si lanzas al mercado un servicio, para que conozcas cuántas unidades de tu producto debes vender o con cuántos clientes tienes que contar para que no pierdas dinero y sepas a partir de qué momento vas a comenzar a tener beneficios:
- Primer paso. Calcula cuánto va a costar tu producto (cada unidad) en el mercado, es decir, evalúa qué precio le vas a poner a tus servicios, y calcula también cuánto te cuesta a ti producirlo (cuáles son tus costes directos fijos de materias primas y mano de obra).
- Segundo paso. Calcula cuál es tu margen bruto de ventas (de unidad de producto o de tiempo de servicio, por horas o por meses). Resta el coste fijo al coste de cada unidad de tu producto o servicio. Si vendes el producto a 2.000 euros y a ti te cuesta producirlo 1.500 euros, el margen bruto es de 500 euros (o lo que es lo mismo, un margen bruto del 25%).
- Tercer paso. Calcula cuáles van a ser (o son) tus costes variables totales y averigua cuáles son los costes variables por cada unidad de producto o de servicio.
- Cuarto paso. Por último, para calcular cuál es el punto de equilibrio de tu negocio, divide tus costes variables (la respuesta del tercer paso) entre tu margen bruto de ventas (la respuesta del segundo paso).
Fuente: emprendedores.es