Trabajar desde casa sin gastar en combustible del auto, por ejemplo, o en pasajes del bus para ir a la oficina es una opción en Ecuador. Los acuerdos ministeriales que regulan al teletrabajo están vigentes desde agosto del 2016 para las empresas privadas y desde mayo del 2017 en el sector público.
Acoger esta modalidad que implica laborar desde fuera de las instalaciones del empleador con el uso de las tecnologías de la información y comunicación es voluntario tras un acuerdo entre el patrono y el empleado. Los teletrabajadores gozarán de los mismos derechos y tendrán las mismas obligaciones de los que están en la planta, indica el acuerdo ministerial.
Los empleadores que lo aplican coinciden en que el control respecto al cumplimiento de la jornada laboral debe estar en función de la evaluación de los resultados y no centrados en el cumplimiento de un horario.
“Cumplir metas”, decía el exministro del Trabajo Leonardo Berrezueta cuando presentó en septiembre del 2016 la norma que regula la modalidad. El objetivo de ese entonces era tener 76.000 teletrabajadores en dos años. Pero hasta el 5 de julio pasado, a dos meses de que se cumpla ese plazo, hay 5.516, según el Ministerio del Trabajo.
Hay compañías que lo aplican desde antes de que esté vigente la norma, como Seguros Equinoccial, Comandato y la empresa Sí Cobra.
Mónica Ramírez, gerenta de Recursos Humanos de la primera entidad, dice que la poca acogida responde a que “las empresas siguen viendo de manera tradicional la forma de trabajar y no invierten en el desarrollo de herramientas que permitan crear otras metodologías para aprovechar mejor el talento y potencial de la gente”.
El 8 % de la nómina de Equinoccial teletrabaja. “La meta es que represente el 25 % al 2020… Las empresas creen que existe un ahorro en una posición de teletrabajo, cuando la visión es mayor productividad”.
Comandato aplica la modalidad desde febrero del 2016. Inició con 47 teletrabajadores y hoy son 154, dice Xavier Estrada, gerente administrativo de la cadena. Con el esquema, según Narcisa Velásquez, gerente de RR.HH, “se redujo el ausentismo laboral”. Antes los empleados pedían permiso hasta cuando les cortaban la luz, dice.
En el sector público la Corporación Nacional de Telecomunicaciones (CNT) es la pionera. Inició con 25 en octubre y ya suma 65, dice Fernando Jácome, jefe de Gestión del Cambio de la entidad. “El objetivo es tener 200 este año de los cerca de ocho mil empleados. No cualquiera puede teletrabajar. Debe tener una evaluación de mínimo 90/100, al menos un año de antigüedad, sin sanciones pecuniarias”.
Daniel Montenegro es uno de los teletrabajadores de CNT: “Demanda disciplina. En mi caso no me atrae el fútbol, entonces el Mundial no es distracción”, explica.
Un aspecto que preocupa a los empleadores es la posible filtración de la información confidencial de las empresas. Sobre ello hay alternativas, dice Jácome: “La organización ha tomado una posta con varias áreas como la tecnológica. De aquí sale información que debe ser respaldada, monitoreada para que no salga o se filtre”.
Cisco Webex, una herramienta de teleconferencias, más las tradicionales como WhatsApp o Skype son las alternativas, añade Montenegro.
En el caso de CNT se acordó que sus teletrabajadores recibieran el computador. Pero la cuenta del teléfono la cancela el empleado. La norma indica que “si el teletrabajador utilizare equipos de su propiedad y contratare servicios para la realización de su trabajo, la empresa podrá compensar (…) por los costos asociados al uso”. Pero, no es una obligación.
Madelein Burgos es desde hace un año parte de los 80 teletrabajadores de la empresa Sí Cobra. Lo decidió cuando culminó su periodo de lactancia. “No era lo mismo dejarlo (al bebé) con una persona”, dice.
Burgos se trasladaba de la urbanización La Joya, en Daule (Guayas), a la oficina en el centro de Guayaquil, trayecto que le tomaba 45 minutos de ida en carro propio. A la salida demoraba más porque iba en bus. “Mientras estoy trabajando, estoy cocinando o pendiente de mi hijo. Me las arreglo. Es complicado, tienes todo a cargo”.
A esta modalidad se acogen los que cuidan a personas con discapacidad como el caso de María Verónica García. Ella tiene una hija de 20 años con parálisis cerebral. “Trabajo a intervalos, mientras le hago la terapia respiratoria, ese valor me lo he ahorrado al igual que el sueldo de quien la cuidaba. Yo misma le hago las curaciones porque también tiene una traqueotomía”, cuenta esta viuda.
A ella le preocupaba que suba el consumo de energía. “No es que se ha generado tanto y tenía ya el servicio de internet. Me dieron los equipos”.
El teletrabajo puede acordarse en un contrato nuevo o incorporarse después. Víctor Maldonado, consultor de RR.HH. de Sí Cobra, recomienda que primero se evalúe el desempeño de un empleado . “Va dirigido a quienes lo necesitan realmente. No creo en este momento en contratar a alguien nuevo como teletrabajador”.
En Seguros Equinoccial, la idea surgió en el 2012 cuando una empleada con alto desempeño decidió renunciar para dedicarse a sus hijos. “Decidimos realizar un plan piloto con ella. Se convirtió en la persona con quien todos los asesores corredores de seguros querían ser atendidos, pues las pólizas se emitían con cero errores, a la vez que pudo seguir en sus diferentes roles: madre y esposa”, relata Ramírez.
Fuente: El Universo