Consejos para alcanzar Éxito Financiero

Emprender Está en la Mente

¿En qué nivel del juego deseas participar?

Mi padre me dijo: “El mundo está lleno de gente que quiere ser emprendedora. Se sientan tras sus escritorios, tienen títulos que suenan importantes, como vicepresidente o gerente, y algunos hasta se llevan un salario decente a casa.

Estos supuestos emprendedores sueñan en comenzar su propio imperio comercial y tal vez un día, algunos lo harán. Pero creo que la mayoría no dará el salto y tendrán alguna excusa, alguna racionalización como `cuando los niños crezcan’, o ‘cuando tenga suficiente dinero ahorrado’”. “Pero nunca saltan del avión”, respondí, completando su idea.

¿En qué nivel del juego deseas participar? Mi padre rico continuó explicando que el mundo estaba lleno de diferentes tipos de emprendedores. Hay grandes o chicos, ricos y pobres, honestos y deshonestos, por ganancia y altruistas, santos y pecadores, de pequeñas ciudades e internacionales, así como exitosos y fracasados. “La palabra emprendedor es una palabra importante y tiene significados diferentes para distintas personas”.

Mi padre quería que comprendiéramos que cualquiera puede ser emprendedor. La niñera del vecindario es una emprendedora y también lo era Henry Ford. “Nuestro trabajo es decidir qué tipo de emprendedor quisiéramos ser, ambos son importantes para sus clientes. Es como la diferencia entre el fútbol americano callejero, el de preparatoria, el universitario y el profesional”, cada uno tiene su público.

Cuando yo estaba en la universidad en Nueva York jugaba fútbol americano, nuestro equipo tenía la oportunidad de practicar con jugadores de un equipo profesional, los Jets de Nueva York. Pronto fue obvio que los universitarios, aunque jugábamos el mismo deporte que los profesionales, estábamos en un nivel diferente. Como linebacker mi primera llamada de atención ocurrió cuando traté de taclear a uno de los Jets que regresaba para entrar a la línea. Creo que él apenas notó que le pegué. Sentí que trataba de parar a un rinoceronte en plena embestida.

Ese corredor y yo éramos del mismo tamaño, pero después de intentar taclearlo me di cuenta que la diferencia no era física, sino espiritual. Tenía el corazón, el deseo y el don de quien tiene talento natural para ser un gran jugador.

Hoy en día, no pretendo ser un emprendedor tan importante como Thomas Edison, Henry Ford, Steve Jobs o Walt Disney. Pero puedo aprender de ellos y usarlos como mis mentores.

Ser el Primero lo es Todo
Lecciones para volar muy alto en el mundo de los negocios y ganarle la batalla al contrincante

Una de las actividades más emocionantes de la Escuela Naval de Vuelo eran las persecuciones. La forma en que esta institución enseña estas prácticas o el combate aéreo, es que el piloto aprendiz despega, vuela sobre un área y espera a ser “asaltado”por el piloto instructor.

En una ocasión, durante una de esas lecciones, volaba a unos ocho mil pies de altura sobre tres granjas; el día era tan bello que olvidé que estaba en entrenamiento.

De pronto, el apacible vuelo fue interrumpido por el instructor que me pasó rozando, mientras gritaba por el micrófono “bang, bang, bang”. De inmediato, inyecté combustible en el motor, jalé la palanca hacia adelante, golpeé el ahogador y levanté la nariz de mi avión, esperando librarme del “atacante”. Al subir y girar a la derecha, pude ver a mi instructor justo detrás de mí. Coloqué el avión en picada, esperando perderlo, pero mi instructor seguía justo detrás de mí, todavía gritando “bang, bang, bang”.

Después de unos cinco minutos de maniobras desesperadas, me dijo: “La clase terminó. Estás muerto”.

De regreso al salón, noté que mi traje de vuelo estaba empapado en sudor. Después de hacer la bitácora de la clase de persecución, mi instructor comentó algo que nunca olvidaría.

Me explicó que en nuestro mundo de combates no había segundos lugares; sólo había ganadores o perdedores.En una persecución real, sólo uno de los pilotos regresa a casa.

Creo que una de las razones por las que regresé vivo de Vietnam fue que mi copiloto y yo practicamos una y otra y otra vez. Y volamos para ganar. Antes de cada vuelo, le recordaba a mi tripulación que nuestra labor era NO dar la vida por nuestra patria.

En lo personal, he aprendido más acerca de ser un emprendedor en mi entrenamiento militar, que en la escuela. En los negocios le dicen a uno: “Si no eres el perro guía, la vista es la misma”. También nos dicen: “El segundo lugar es el primer perdedor”.

La mayoría hemos oído la regla del 80/20. Pues bien, en el mundo del dinero, prevalece la regla del 90/10, es decir, 10 por ciento de los jugadores ganan el 90 por ciento del dinero. Esto es cierto en el golf, en las inversiones y en la vida de quienes inician su propio negocio.

Como emprendedores es importante ser ganadores. Es fundamental ser el primero. Si no juegas para ganar el primer lugar, entonces tal vez no deberías ser emprendedor. Hay formas más fáciles de ganar dinero.

Asegúrate que Sea Negocio
Esta es una lección que debes aprender para tener éxito como dueño de un negocio propio

Un amigo mío renunció a su trabajo bien remunerado con un gran banco en Honolulu y abrió una diminuta tienda de almuerzos en la zona industrial de la ciudad.

Como funcionario de préstamos, veía que los clientes más adinerados del banco eran emprendedores, así es que renunció a su trabajo y fue en busca de su sueño. Cada mañana, él y su mamá se levantaban a las cuatro am para preparar los alimentos que servían a la hora del almuerzo.

Los dos trabajaban arduamente, haciendo ahorros y recortando costos lo más que podían para ofrecer comidas deliciosas a bajo precio. Durante años, me detenía en el negocio, almorzaba y les preguntaba cómo les iba. “Algún día creceremos”, decía mi amigo. “Un día contrataremos gente para que hagan el trabajo duro en vez de nosotros”.

Ese día nunca llegó. Su mamá murió, el negocio cerró, y mi amigo aceptó un puesto como gerente de un restaurante de una franquicia de comida rápida. “El salario no es muy alto pero el horario es mejor”, me dijo la última vez que lo vi.

En su caso, su paracaídas no se abrió. Se estrelló contra el suelo antes de que pudiera construir un negocio. Mi amigo y su mamá estaban contentos, pero nunca avanzaron a pesar de trabajar arduamente. Me refiero a esta historia para explicar el mismo punto. La lección importante a observar aquí es que el negocio comenzó a fallar antes de que fuera un negocio. Y se pensó mal antes de que mi amigo renunciara a su trabajo.

El trabajo más importante del emprendedor comienza antes de que haya un negocio o empleados.

Su labor es diseñar una empresa que pueda crecer, emplear a mucha gente, agregar valor a sus clientes, convertirse en un ciudadano corporativo responsable, traer prosperidad a todos los que en él trabajan, ser caritativo y, finalmente, ya no necesitar al emprendedor.

Antes de que haya un negocio, el emprendedor exitoso ya lo dibujó en su mente. En palabras de mi padre rico, este es el trabajo del emprendedor.

Después de uno de mis frustrantes fracasos de negocios, acudí a mi padre rico y le pregunté. “¿En qué fallé? Creía que lo había diseñado bien”. “Obviamente no lo hiciste,” respondió mi padre rico con ligero sarcasmo. “¿Cuántas veces lo tengo que repetir? Soy el fracaso más grande que conozco”. Mi padre rico dijo, “los perdedores se dan por vencidos cuando fallan. Los ganadores fallan, hasta que tienen éxito”.

Fuente: emprendedoresnews.com